León Ferrari
Buenos Aires, 1920 - 2013. Comenzó con el arte en 1954 creando unas esculturas de cerámica en Italia. Para 1955 ya trabajaba con diversos materiales: cerámica, yeso, cemento, madera y alambres de acero inoxidable.
En el Premio Di Tella de 1965 presentó “La Civilización Occidental y Cristiana”, un Cristo crucificado en un bombardero estadounidense. La obra no fue exhibida, pero sí las tres cajas que formaban parte de su representación y que transitaban el mismo tema: la relación entre violencia y religión en la cultura de Occidente. Estas cajas provocaron la oposición del crítico del diario La Prensa y la respuesta del artista en una carta que publicó la revista Propósitos.
Por razones políticas abandonó el país en 1976 y se radicó en San Pablo, Brasil, donde retomó las esculturas metálicas y realizó experiencias con diversas técnicas como fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, video-texto.
En noviembre de 2004 se montó en el Centro Cultural Recoleta una muestra retrospectiva que reunió 50 años de la producción de León Ferrari. La exposición reunía las dos líneas centrales de su trabajo artístico: aquella más abstracta y poética, representada por dibujos y esculturas en alambre, y la política, Iniciada con su emblemático avión y culminaba en los collages sobre religión, política y erotismo.
Ferrari realizó “artefactos” –una serie de esculturas de alambre que, activadas por el público, se transforman en instrumentos musicales- entre 1979 y 1980, mientras vivía en la ciudad de San Pablo. Expuso estas piezas en varias ocasiones: la primera fue en 1979, dentro de la exposición Arte lúdica del Museo de Arte de San Pablo. Allí presentó el Berimbau, una escultura de más de 4 metros de altura, con cien barras verticales de diferentes diámetros. Motivado por el sonido que el público generó durante la exposición, el artista decidió realizar otras esculturas a las que llamó Percanta, exhibidas en diciembre de 1980 en la Pinacoteca de San Pablo. “Aquel murmullo y este ruido me hicieron pensar en utilizar esas piezas como instrumentos musicales que danzan su propia música. Sobre esta posibilidad y sobre otros usos de la escultura, escribí en septiembre del ´79 el “Flasharte I”, señaló Ferrari.